COMPRENDAMOS

El rápido avance de la ciencia resulta excitante y estimulante,

para cualquiera que se halle fascinado por la invencibilidad

del espíritu humano y por la continuada eficacia del método científico como herramienta para penetrar en las complejidades del universo”

Isaac Asimov

Dicen por
ahí que “la curiosidad mató al gato”, pero
gracias a esa actitud –por llamarla de alguna manera- el hombre
ha venido desarrollando los medios necesarios en su afán por
conocer su entorno y los elementos que lo conforman.

A
lo largo de su existencia, ha tratado de explicarse muchos eventos de
la naturaleza, que inciden de alguna manera en su vida y que, sin
embargo, sólo percibe sus resultados. Por tal motivo, crea una
herramienta que le permite saber el cómo y porqué de
ellos: la investigación científica.

Actualmente,
con su aplicación en la biología molecular (originando
la biotecnología), el ser humano ha adoptado una nueva visión
de los organismos. Tal panorama permite la explicación de
cuestiones que siguen inquietando, como el origen de la vida y la
herencia, entre otras. Conjuntamente, abrió el camino a
científicos para conocer los procesos celulares más
complejos.

Lo
anterior es asomo de su capacidad para promover un alto desarrollo en
las naciones, diferenciándolas en primer y tercermundistas,
según su “patrocinio”. En estos últimos, la
investigación cuenta con un patrón común que,
por supuesto, no es el mismo en todos los países, pero
constituye el principal motor de realización de proyectos
(Cuba, por ejemplo, es el primero en investigación dentro de
este grupo ). . Consecuentemente, hayamos reducido el número
de científicos verdaderos – aquellos que adoptan como
principio rector la búsqueda de la verdad- que no es muy
satisfactorio, ya que la mayoría se interesan más por
cuestiones administrativas o políticas. Aludiendo a lo
anterior, se encuentra la fuga de cerebros, pues no hayan “rentable”
el negocio de la ciencia o bien por los tres deslumbramientos del
hombre: poder, fama y dinero. Finalmente, un último aspecto es
la escasez de libros y artículos, debido a la poca
preocupación de los investigadores por dar a conocer sus
resultados, por no encontrar dónde o bien, por simple
elitismo.

En
contraste, existe la investigación de vanguardia, que nos ha
traído sorpresas últimamente, como la clonación,
los organismos transgénicos y la casi completa lectura del
genoma humano. Es cierto que ésta, al igual que la anterior,
cuenta con sus “peros”, no obstante de sus notables
beneficios. Algunos de ellos los plasman en sus protestas grupos no
gubernamentales como la WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) o
Greenpeace, aludiendo a conceptos como patentación, erosión
genética o monopolio en contra de la humanidad.

Pese a lo
anterior, tanto una como otra nos adentran al siglo de la ciencia, y
en específico, de la biotecnología; trayendo consigo
cambios en nuestro panorama de la vida. Lo vemos todo el tiempo por
la televisión, radio o prensa, mostrándonos lo frágil
y capaces que somos a la vez.

Concluyendo,
la investigación científica, la actual arma del hombre,
nos enfrenta a un reto sin precedentes: el conocimiento, cada vez
mayor, de la vida misma.