"comprehendere scire est"

Divisor

Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

Dilemas éticos de la ingeniería genética


José Alfredo Hernández Diaz + Universidad De Las Américas, Puebla

Se podría decir que la Ingeniería Genética es, hoy por hoy, la ciencia del presente y del futuro. Ya que a cada minuto se realizan, en su amplio campo de investigación, nuevos e increíbles descubrimientos sobre los más íntimos secretos de la impresionantemente compleja biología humana; secretos que, sin el desarrollo de esta innovadora ciencia habríamos tardado otros tantos siglos en descubrir o quizá nunca hubiéramos llegado a conocerlos. Sin embargo, la información que estas investigaciones están revelando, además de ayudarnos a comprender nuestra propia naturaleza, puede llegar a ser tan valiosa como peligrosa; ya que, a mi parecer, los descubrimientos que se han realizado y puedan realizarse en un futuro no muy lejano, incluso podrían poner en peligro la continuidad de la raza humana sobre este planeta. Aunque se escuche algo atrabancada o exagerada esta afirmación, la información sobre el código genético en malas manos, podría significar una catástrofe de magnitudes inimaginables.

La historia de la genética puede remontarse a la segunda mitad del siglo XIX con los descubrimientos de Gregorio Mendel sobre la herencia; sin embargo, ésta adquirió su carácter de ciencia al inicio del siglo XX cuando se reconoció la trascendencia de dichos descubrimientos. Fue entonces cuando se puso mayor énfasis en estudiar el campo de la genética y no pasó mucho tiempo para que se obtuvieran los resultados que detonarían la bomba del acelerado desarrollo de esta ciencia. El hecho que dio paso a una verdadera revolución en la biología fue el descubrimiento de la estructura del ADN por James Watson y Francis Crick, hecho que aceleró de una manera dramática el desarrollo de la genética que posteriormente comprendería el funcionamiento real de los ácidos nucleicos y su importancia para la biología humana. Sin embargo, la genética moderna nació con el descubrimiento de las llamadas enzimas de restricción, cuya característica principal consiste en que permiten la manipulación del material genético a placer. He aquí el nacimiento de los dilemas éticos de esta ciencia.

Una vez que ya hemos descrito brevemente la historia de la genética, es conveniente pasar a lo que realmente nos interesa ¿Por qué la Ingeniería Genética es una ciencia tan controvertida? Hay varios aspectos que valen la pena ser tratados. Empezando por el que tal vez sea menos peligroso en cuanto a consecuencias, un problema que ha sido traído por el Proyecto Genoma. Este proyecto fue enfocado principalmente a leer la secuencia de nucleótidos que componen el ADN humano —como sabemos, es en esta secuencia donde se encuentra codificada toda la información genética que determina las características biológicas del organismo—, que una vez traducida permitiría conocer exactamente los componentes de los genes que codifican cada una de nuestras características, y conociendo dichos genes, sería posible manipularlos de cualquier manera deseada. Este proyecto fue desarrollado simultáneamente en Estados Unidos y otros países de primer mundo y financiado por los gobiernos de dichos países. El problema fue que simultáneamente al proyecto desarrollado por el gobierno, en Estados Unidos, unos laboratorios llamados Celera Genomics, financiados por un empresario muy poderoso, comenzaron a desarrollar su propio proyecto con mejor tecnología, hasta llegar al punto en que el proyecto privado avanzaba a una mayor velocidad que el proyecto público, lo que había convertido un proyecto científico en una verdadera competencia por ver quién lograba terminar primero.

Esto preocupó demasiado al gobierno, que veía cómo se le escapaba de las manos el asunto, porque como dije antes conocimiento significa poder. Y para solucionar las cosas, el presidente de los Estados Unidos, Bill Clinton en ese tiempo, organizó una conferencia de prensa invitando a los directores de ambos proyectos y, ante los ojos de todo el mundo, convenció a ambos de que debían de dejar de competir por los resultados del proyecto y trabajar juntos para presentarlos simultáneamente. El argumento del presidente fue que el código genético no es propiedad ni del gobierno ni de ningún particular, sino de todos los seres humanos.

De esta manera se logró evitar lo que pudo haber sido un gran problema causado por la ambición humana. Sin embargo, la historia no termina aquí, actualmente muchos laboratorios alrededor del mundo trabajan tratando de descifrar el código genético de ciertas plantas, de virus y bacterias causantes de enfermedades, etc. Esto no parece ser ningún problema, al contrario parece que es un buen síntoma, pero no nos dejemos llevar por las apariencias. La modernidad, la globalización, la desvalorización de la sociedad y la gran ambición humana han provocado que los dueños de los laboratorios estén intentando descifrar el código genético de ciertos organismos porque cada vez que realizan un nuevo descubrimiento, lo patentan como si fuera un producto cualquiera. Ya lo sé, parece algo ilógico, irracional, pero yo lo llamaría inhumano. ¿Por qué? Realmente no necesitamos reflexionar mucho para darnos cuenta de la certeza de las palabras del presidente Clinton: “El código genético no es un objeto que se pueda tomar como propiedad del gobierno o de los particulares, le pertenece a toda la raza humana”. Si tomamos en cuenta el significado de dichas palabras, lo único que podemos concluir es que aquellos que se creen que lo pueden todo por el simple hecho de tener los suficientes recursos para financiar proyectos de esa magnitud, están cometiendo un verdadero crimen al intentar patentar algo que ellos no han fabricado ni podrán hacerlo; le están poniendo precio a las leyes de la naturaleza y a la creación de ese ser supremo al que muchos llamamos Dios; están robando algo que le pertenece a la humanidad y nadie está haciendo nada por detenerlos.

Los descubrimientos de nuevos genes podrían contribuir de gran manera a hallar curas contra una gran cantidad de enfermedades mortales, y hay gente que está patentando ese conocimiento para enriquecerse a costa de la salud de millones de personas en el mundo que podrían y deberían resultar beneficiadas por la ciencia.

Otro dilema ético que nos puede traer el conocimiento del código genético, es que a partir de él, podríamos saber qué enfermedades padece o va a padecer una cierta persona y a qué edad. Por ejemplo, se podría saber si una persona va a enfermar de Alzheimer a los 60 años de edad, o quién es propenso a contraer cáncer por exposición a ciertos productos químicos. Esto podría limitar los derechos de las personas a obtener cierto empleo, contratar un seguro o simplemente contribuiría a la discriminación y a la marginación de muchas personas. Yo les pregunto: ¿Sería justo esto? Para poder comprender mejor este asunto, voy a mencionar cuatro preguntas formuladas por el doctor Eric Lander, un genetista de la Universidad de Harvard:

  1. Mientras que en algunos países el derecho a abortar es absoluto, la elección nunca es fácil. Imagínese usted que supiera, al comenzar el embarazo, que el niño: moriría a los nueve meses de atrofia muscular;  sufriera durante toda su vida de fibrosis quística…  y muriese a los 20 años; fuese enano, pero aparte de ello, sano… ¿Elegiría usted el aborto?, ¿consideraría no ético que otra pareja lo hiciera?...
  2. Suponga que usted pudiese saber con certeza que va a sufrir: de enfermedad de Huntington a los 40 años;  de enfermedad de Alzheimer a los 60. ¿Desearía saberlo?
  3. Las compañías de seguro, tendrían derecho a: ¿cobrar primas mayores a los individuos con alto riesgo de enfermedad hereditaria?, ¿conocer los resultados de las pruebas de predisposiciones genéticas?, ¿negarse a asegurar a un niño cuyas pruebas prenatales muestran que sufrirá una enfermedad genética grave?
  4. Suponga que el 10% de la fuerza de trabajo es particularmente proclive al cáncer inducido por productos químicos industriales. Un empleador: ¿tendría la obligación de hacer que el lugar de trabajo fuese más seguro para esta minoría?, ¿tendría el derecho de requerir un examen genético previo al empleo?, ¿tendría el derecho de negar el empleo a estos obreros?, ¿tendría el derecho de exigir a estos obreros que paguen un seguro complementario?

¿Su respuesta sería diferente si la minoría implicada fuera del 1%, o del 40% de la fuerza de trabajo? (Curtis, Helena (2001). Biología:534)

Creo que con las palabras del doctor Eric Lander basta y sobra para entender la gravedad de este problema que podría traer consigo la Ingeniería Genética, pero mejor lo dejo al criterio de cada uno.

Por último vale la pena mencionar, aunque sea brevemente, el tema más controvertido relacionado con la ciencia actual: la manipulación genética. No creo que sea muy necesario abundar en muchas explicaciones sobre este tema ya que a diario es cuchamos y vemos muchas cosas relacionadas con la clonación, etc. Y sobre todo, escuchamos diversas opiniones de autoridades y personalidades importantes de la Iglesia, muchas de las cuales condenan esta práctica. Pero como todo, primero hay que ver el lado bueno del asunto.

La manipulación genética podría contribuir a mejorar la calidad de muchos alimentos que consumimos, además de aumentar la producción de los mismos; podría ser la respuesta a la exhaustiva búsqueda de la cura contra muchas enfermedades como el sida y el cáncer; también podría permitir curar enfermedades congénitas incluso desde antes del nacimiento, cuando el nuevo ser está formado por apenas unas cuantas células; evitaría el problema de la donación de órganos para transplantes, esto con el cultivo de células madre. Si intentara seguir, no terminaría de enumerar todas las ventajas que la manipulación genética tiene. Pero como todo, tiene un lado negativo.

El mal uso de la manipulación genética podría permitir la creación de nuevas armas biológicas imposibles de combatir; se ha pensado que se podrían manipular las características humanas para crear seres superiores y formar ejércitos (aunque suene a película de ciencia ficción); la manipulación de plantas podría provocar graves alteraciones en el equilibrio de los ecosistemas.

Como dije antes hay varias opiniones, unas a favor y otras que condenan totalmente el asunto. Lo que parece ser cierto es que, siempre y cuando la ciencia se utilice para beneficio del ser humano, no habrá ningún problema.

Pero habrá que preguntarse: ¿no tendrá consecuencias graves alterar la naturaleza de los organismos?, ¿estamos yendo en contra de las leyes naturales?, ¿es ético experimentar con la vida humana?, ¿qué tanto podemos controlar el “uso correcto” de la ciencia?, ¿qué tan válido es el argumento “todo sea por el bien de la ciencia”?, ¿tenemos el derecho de pretender ser Dios? Esto también lo dejo a consideración de cada uno y ojala todos comprendamos la seriedad del asunto.   

Todavía quedan muchísimas cosas que decir sobre los alcances de la Ingeniería Genética, pero tenemos que entender que la principal limitación de esta ciencia, al igual que de todas las ciencias existentes, consiste en que ella nos proporciona la información y el conocimiento, pero no nos dice cuál es la forma adecuada y correcta de utilizar ese conocimiento para el bien todos y para evitar consecuencias negativas. Depende de nosotros, los seres humanos, que a ese conocimiento tan valioso se le de el uso adecuado para que lejos de traernos más problemas de los que ya hemos provocado en este planeta, nos ayude a responder tantas interrogantes y a asegurar la continuidad de la raza humana en este planeta, pero de una manera pacífica y armónica.

El autor es estudiante de la Licenciatura en Biología del Departamento de Química y Biología de la UDLAP


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