COMPRENDAMOS

Por supuesto que esta lectura no les causará cáncer, queridos lectores. Pero, esta frase refleja, con un poco de ironía y con mayor seriedad, el escenario de quimifobia y cancerofobia en el que la mayoría de la sociedad se encuentra. La quimifobia se traduce como el miedo irracional a las sustancias químicas, mientras que la cancerofobia se traduce como el miedo irracional a tener un cáncer.

¿Qué es el cáncer?

El cuerpo humano cuenta con millones de células que se reproducen, dividen y mueren de forma regulada. Sin embargo, agentes externos, o en ocasiones genéticos, interrumpen el proceso natural y permiten un crecimiento descontrolado de las mismas células, lo que provoca cáncer. El cáncer es producto de una acumulación de mutaciones o transformaciones inducidas en las células y causadas por factores externos. Entre los factores que causan cáncer se encuentran los siguientes: el consumo de tabaco y alcohol, la alimentación con alta densidad energética, el alto contenido de grasas de origen animal, los alimentos industrializados, el deficiente consumo de vitaminas y minerales y la inactividad física.

Productos que causan cáncer

Existe una “lista negra” de 118 productos (o actividades) asociados a la probabilidad de presentar algún tipo de cáncer. La lista es generada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) un organismo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La lista la encabeza el tabaco.

"El consumo de este producto puede causar cáncer" alertan las etiquetas en sus cajetillas. Un aviso que le resalta al consumidor el riesgo de padecer cáncer a causa del consumo prolongado del producto. Los fumadores portan sus cajetillas con mensajes poco atractivos que muestran fases terminales de pacientes con cáncer de pulmón. Sin embargo, orgullosamente ironizan "de algo nos tenemos que morir", ni hablar...

Hoy, cada vez más, escucho a través de cualquier cantidad de medios las alertas de productos que pueden causar cáncer, lo que me hace pensar en dos escenarios: (1) la concientización de la población sobre los productos que se consumen o (2) la llegada de una fobia al consumo de cualquier cosa que pueda provocar cáncer (u otra enfermedad). Voy por la primera. Debemos asimilar el principio de precaución y ser partícipes de una cultura que evite los excesos.

La quimifobia

Hoy en día, evitamos consumir ciertos productos químicos contenidos en los alimentos como si nosotros mismos no estuviéramos conformados de química. Hemos llegado a una cultura de consumo de “productos naturales” que no contienen químicos agregados. Sin embargo, en muchas ocasiones, esta moda responde a estrategias publicitarias engañosas que son parte de una cortina de humo que esconde lo que realmente resulta primordial.

El círculo vicioso de las enfermedades

Entonces, ¿a qué debemos temerle? Desde mi perspectiva, a los productos envasados que contienen una acumulación de grasas, carbohidratos (azucares) y demás excesos no presentes de manera natural. ¿Por qué los gobiernos o la industria alimentaria no regulan estos productos? Sin duda, se debe a intereses económicos. Es un círculo vicioso que involucra a la industria alimentaria, que genera los productos; la industria farmacéutica, que nos provee medicamentos para curarnos; los gobiernos, que se hacen de la vista gorda, debido a que por un lado obtienen ingresos por los impuestos a las industrias y por el otro lado inyectan recursos a la “salud de la población”. Finalmente, el más importante en este círculo, el consumidor final quien debería tener la última palabra.

El mercado de productos empaquetados se encuentra “casi” en un libre albedrío de venta en el que puede presumir sus “bondades” sin si quiera tocar sus excesos. Por ejemplo, las cajas de “cereales”, que realmente no son cereales sino reservorios de diabetes y cáncer que se escudan con diminutas propagandas de “Come frutas y verduras”, “Come bien” y “Haz ejercicio”, que, de hacer caso a su propia propaganda, no las consumiríamos. Este es el problema real. ¿Le importamos a nuestros gobiernos? ¿Vale más el derrame económico que registran las empresas alimentarias? Lo dudo.