COMPRENDAMOS

Salí temprano esta mañana y observé un amanecer excelso, los prados estaban seguro como tú los recuerdas... como en las mañanas que jugábamos carreras para llegar primero a un destino planeado, tantos sitios, tantos juegos, tanto tiempo...

Recuerdo que fingía caer en la hierba para que te detuvieras y así poderte sacar ventaja, me acuerdo de las manzanas frescas recién lavadas con gotas de agua... que tu decías eran lagrimas... hoy lloran por ti...

Ayer me senté bajo el que era nuestro árbol y lloré por ti con un quejido bajo... porque llorar es de exhibicionistas, ¿te recuerdas?

Vi a tu madre y a tu hermano la otra noche y no me atreví a saludarlos, más después me arrepentí pensando en lo que decías amarlos...

Pero todo parece tan difícil sin ti, todo es tan confuso, tan oscuro y... ¡Dios! Te extraño tanto.
La escuela ya no es lo mismo, ni mis tardes de domingo, ni las cátedras de matemáticas o los monólogos históricos por los que tanto te reñía, ni los consejos que me dabas, ni tu risa ya me ilumina... solo esta el recuerdo y esta profunda herida.

Hubo tanto que no dije, tanto que no vi, tanto que pense que siempre estaría y hoy... ya no hay nada... porque el verano te ha llevado en su prisa, este agosto loco que siempre disfrutábamos entre risas...

Ya no habrá quien toque el piano para permitirme cantar una hermosa melodía, ni tendré de quien burlarme en las mañanas sin prisas, ni podré decirte hola y regalarte una sonrisa, porque ahora cultivas rosas... y yo te llevo margaritas... mientras tu recuerdo aún ronda por mi tristeza con suma melancolía...