"comprehendere scire est"

Divisor

Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.

9.- mayo-junio 1997 editorial: ciencia y sociedad


Miguel Angel Méndez Rojas

Estando a finales del siglo XX, en las postrimerías de la época de más vertiginoso desarrollo científico y tecnológico de la humanidad, ¿Hemos conseguido apreciar a la ciencia en toda su magnitud como el medio que nos ha llevado a conseguir las comodidades del mundo actual?

Reflexionemos un poco: en escasos 30 años (para englobarnos a nosotros mismos en estas tres décadas), la humanidad ha conseguido llegar a la Luna, construir enormes edificios inteligentes, revolucionar las telecomunicaciones, erradicar algunas de las enfermedades más mortales, sintetizar materiales con aplicaciones nuevas de gran utilidad, aumentar la producción alimentaria, educar a distancia empleando satélites, crear más empleos cada vez más tecnificados y sencillos, proveer a la mayor parte de los habitantes de las urbes del mundo de agua, electricidad, vivienda, educación, seguridad social y recreación, aumentar la esperanza de vida en hombres y mujeres...todo esto con ayuda de la ciencia, aunque casi nunca ponderada y reconocida como benefactora. Por el contrario, una extraña corriente ha llevado a algunos extremistas a culpar a la ciencia de todos los males actuales (más achacables a politicos y estadistas torpes): la contaminación, las nuevas tecnologías armamentistas, la destrucción de los ecosistemas, las nuevas enfermedades, el desempledo...inclusive del aumento en los impuestos para pagar a los "mantenidos científicos".

Si llevamos estas consideraciones extremas a la práctica, la humanidad se quedaría sin medicamentos, sin alimentos, sin transporte, sin trabajo, sin educación...quedaríamos sumidos en un oscurantismo similar al de la Edad Media, sólo que con la torpeza de que nosotros no estamos obligados a vivirlo, sino que optaríamos por esta etapa. Y los extremistas anti-científicos y, peores aún, los pseudo-científicos infiltrados en la sociedad, estan buscando manipular las conciencias de millones de seres humanos para alejarlos del conocimiento y de la verdad. Claro, esto acarrea beneficios para unos cuantos que con la ignorancia de la gente hacen enormes negocios.

Sin embargo, el peligro de caer en la mano de charlatanes pone en peligro a la sociedad actual. Y no podemos quedarnos callados ante esto. No en un país que requiere de una gran inversión en tecnología y ciencia, que busca desarrollar mejores estándares de vida para sus ciudadanos y que pretende salir de la actual crisis económica. Por eso, ahora más que nunca, no solamente es necesario impulsar un acercamiento a la ciencia por parte de las nuevas generaciones, sino estrechar los lazos de las comunidades científicas nacionales con los jovenes para acercarlos y convencerlos a desarrollar este tipo de actividades de gran provecho para todos.

Divulgar es solo una etapa. Crear el conocimiento es otra. Apuntalar las columnas del progreso es labor de muchos y nadie puede sentirse excluido de esta tarea.

Señalar a los falsos científicos, a los individuos que negocian con el conocimiento es un compromiso de todos tambien.

No dejemos que nos quiten el mundo por el cuál, individuos como los esposos Curie dieron la vida.

Ya dijo Marie Curie, en ocasión a un homenaje a su ilustre esposo:

    "¿Qué recompensa ofrece la sociedad al científico? ¿Tiene los medios necesarios para trabajar? ¿Tienen asegurada su existencia?...no, con frecuencia agotan su espíritu joven y sus fuerzas en la ansiedad diaria. Nuestra sociedad, deseosa de lujos y riqueza, no entiende el valor de la ciencia. No entiende que es una parte valiosa de su patrimonio. La humanidad necesita de hombres que hagan su mejor esfuerzo en busqueda de sus intereses, sin descuidar el interés general. Pero también necesita de soñadores, que antepongan la realización de un sueño a su propio beneficio. Estos idealistas no buscan riquezas, pues no las desean. Una sociedad bien organizada, debería asegurar la labor de estos hombres y mujeres, para que puedan dedicar libremente su vida al servicio de la investigación científica".

Quedemonos con esa idea y tratemos de ponerla en práctica cuando empleamos una computadora, cuando nos alimentamos, cuando tomamos un medicamento o cuando hablamos por teléfono. Tenemos mucho que agradecer a la ciencia y mucho más, que aportarle.

Cómo citar este artículo ISO690.
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