Consejo Nacional para el Entendimiento Público de la Ciencia.
Oscar Arias Carrión + Departamento De Neurociencias Instituto De Fisiología Celular Universidad Nacional Autónoma De México
Todos conocemos la capacidad de nuestros órganos y tejidos para cicatrizar, este proceso puede llevarse a cabo mediante regeneración o reparación con tejido fibroso; algunos tejidos con capacidad de reparación son la piel, el hueso, el cartílago, etc. Otros como el hígado y la medula ósea se regeneran, recuperando por completo su estructura y función. Esta propiedad se explica por la existencia de células “madre” que se encargan de sustituir a las células muertas o perdidas1.
En el caso particular del cerebro, se ha comprobado su capacidad de regeneración solo en el caso de las células glíales. Sin embargo, siempre se ha creído – de manera dogmática – que las neuronas no tienen esta capacidad, ya que no existen las células “madre” que permitan la regeneración neuronal, por lo cual se ha aceptado que este fenómeno solo ocurre en el período embrionario y durante el primer año de vida, tiempo en el cual el cerebro produce gran cantidad de neuronas en varias regiones. Estas nuevas células neuronales envían muchas proyecciones que de no conectarse con una célula muscular, glandular o con otra neurona, mueren en pocas semanas1. Este fenómeno está influenciado por diversos factores de crecimiento neuronal y puede ser favorecido por algunos estímulos tanto in útero como durante el primer año de vida1.
Durante años se ha establecido que en la adultez, la pérdida de cualquier neurona por causas fisiológicas (envejecimiento) o patológicas es irreversible1 ya que las neuronas muertas no son reemplazadas por nuevas1. Lo cual llevo a calificar al cerebro adulto como un órgano decadente, sofisticado pero condenado a un declive inevitable.
No obstante, el dogma del tejido cerebral como elemento estático, fue establecido sabiendo que no era totalmente cierto, “...contrario a lo que muchos creen, desde hace mucho tiempo los científicos conocen la generación de nuevas neuronas en regiones restringidas del cerebro adulto, pero existía mucha resistencia a aceptar que la neurogénesis en adultos era generalizable a primates y humanos”.
Nuestra habilidad para movernos, sentir y pensar, dependen de la integridad de los circuitos nerviosos. Por lo cual, no nos sorprende que el cerebro adulto conserve una pequeña capacidad para generar nuevas células (neurogénesis). Las células del cerebro, neuronas y glia, son generadas durante el desarrollo por células “madre” multipotenciales. El cerebro de los mamíferos se desarrolla como un tubo que contiene un compartimiento ventricular lleno de líquido. Las células “madre” residen en la capa de células luminales en la zona ventricular, dónde se dividen rápidamente, inicialmente formando neuronas.
A medida que avanza el desarrollo, una nueva zona aparece debajo de la zona ventricular, la zona subventricular, la cual da origen a las células glíales. Estas dos zonas desaparecen gradualmente, pero algunas células de la zona subventricular persisten y continúan dividiéndose a lo largo de toda la vida. Aunque la mayoría de estas nuevas células muere, algunas de estas células migran al bulbo olfatorio donde dan origen a nuevas neuronas2-5. Un grado limitado de neurogénesis también persiste la zona subgranular del giro dentado en el hipocampo adulto (órgano cerebral asociado a la memoria). La neurogénesis, en estas dos zonas esta regulada fisiológicamente y puede modificarse por eventos farmacológicos o patológicos.
Recientemente se ha observado en animales que diferentes lesiones al cerebro incrementan la proliferación de las células “madre”. Por ejemplo, después de lesionar la sustancia nigra (estructura relacionada con la enfermedad de Parkinson) algunas células “madre” adultas se diferencian en neuronas que liberan el neurotransmisor dopamina6, como si intentaran reparar el daño ocasionado, pero no logran migrar a la sustancia nigra dañada. Ante estos resultados, se esta pensando en nuevas estrategias de reemplazo neuronal utilizando células “madre” adultas. Para lograr esto, se desarrollan métodos que permitan incorporar nanopartículas ferromagnéticas en las células “madre” de la zona subventricular de animales adultos, esto con el fin de poder atraerlas utilizando la fuerza de un campo magnético y dirigirlas a la sustancia nigra lesionada y así regenerar el circuito neuronal en el cerebro adulto.
En las enfermedades neurodegenerativas, una pérdida de células específicas causa que los pacientes presenten síntomas psiquiátricos y neurológicos. Por lo cual, la perspectiva de reemplazar las células faltantes o dañadas es muy tractiva.
Cuento. Brenda Hermosillo Cardoza + Tercer año de Secundaria Instituto Oriente, Puebla, Puebla.
Divulgadores. Adolfo Vásquez Rocca + Doctor en Filosofía Universidad Complutense de Madrid, España;.
Divulgadores. Francisco Sacristán Romero + Departamento de Historia de la Comunicación Social Facultad de Ciencias de la Información Universidad Complutense de Madrid;.
Divulgadores. Rocío Íncera + .
Divulgadores. Ramiro Flores Vargas + Centro Universitario De La Costa Sur,departamento De Estudios Para El Desarrollo Sustentable De Zonas Costeras, Universidad De Gdl(udg-ca-341); María Del Carmen Navarro-rodríguez + Centro Universitario De La Costa, Campus Vallarta, Departamento De Ciencias, Universidad De Guadalajara (udg-ca-345); Luis Fernando González Guevara + .
Divulgadores. Oscar Arias Carrión + Departamento De Neurociencias Instituto De Fisiología Celular Universidad Nacional Autónoma De México.
Divulgadores. Aarón Pérez-benítez + Facultad De Ciencias Químicas Benemérita Universidad Autónoma De Puebla.
Divulgadores. Adolfo Córdova Ortiz + Asociación Estudiantil Helecho Universidad De Las Américas, Puebla.
Divulgadores. Marisa Avogadro + Periodista científica argentina;.
Divulgadores. Ricardo Quit + Divulgador científico y miembro de SOPUEDICYT;.
Divulgadores. Fabio Germán Cupul-magaña + Universidad De Guadalajara, Campus Puerto Vallarta; Ana Julia Santos-ramos + Universidad Juárez Autónoma De Tabasco.
Editorial. Miguel Ángel Méndez-rojas + Departamento De Química Y Biología Universidad De Las Américas, Puebla.
Editorial. Fundadores: Rosa M. García Hidalgo, Silvia S. Hidalgo Tobón y Miguel Ángel Méndez-Rojas.
Editorial. Miguel Ángel Méndez Rojas + Editor;.
Eventos. Angélica Pérez Ariza Estudiante de Matemáticas + Centro de Investigaciones Matemáticas, Guanajuato, Guanajuato, México.
Eventos. Raul Mújica García + Instituto Nacional De Astrofísica, Óptica Y Electrónica, Tonantzintla, Puebla; Verónica Macias Andere + Consejo Puebla De Lectura A.c..
Eventos. Ary Rodríguez Estudiante del Doctorado en Astrofísica + Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica, Tonantzintla, Puebla;.
Eventos. Fernando Tapia Schiavon Estudiante de Preparatoria + Instituto Universitario de Puebla A.C. Atlixco, Puebla, México;.
Eventos. Lorena Magallanes Estudiante de Física + Benemérita Universidad Autónoma de Puebla;.
Investigación. M.c. Gustavo López + Investigador Académico, Conalep, Mexicali I, Mexicali, Baja California; Armida Dávila + Departamento De Estadística, Isesalud, Mexicali, Baja California, México; Manuel Colima + Comisión Nacional Del Agua (cna), Mexicali, Baja California, México; Lorenzo López + Comisión De Planeación Y Desarrollo De Mexicali (copladem), Mexicali, Baja California, México.
Investigación. Carolina Basurto + ; Sara Miranda + ; Delia Elena Jiménez + ; Fernando García + Universidad Estatal De Estudios Pedagógicos, Mexicali; Gustavo López + Maestro Asesor De La Universidad Estatal De Estudios Pedagógicos, Mexicali, B.c., México.
Qwerty. Plinio Sosa + Facultad de Química Universidad Nacional Autónoma de México;.